lundi 26 janvier 2009

El agua en la cuenca del Duero. Características geológicas. Amalia Garrido, departamento de Biología-Geología

La ciudad de Valladolid se encuentra situada en el centro de la Depresión del Duero, en las orillas del río Pisuerga, uno de los afluentes principales del río Duero. Geograficamente es una depresión llana y elevada, bordeada por los sistemas montañosos que la encierran. Puede decirse que la totalidad de la cuenca se encuentra por encima de los 700 m de altitud (solamente el 1,9 % de su superficie está por debajo de esta cota), estando el 66 % entre los 600 y los 1.000 m, el 31 % entre los 1.000 y los 2.000 m y solamente el 1,1 % por encima de los 2.000 m.La parte central está formada por un relieve de llanuras escalonadas, la inferior a unos 700 m y la superior a unos 1.000 m. Los páramos superiores están erosionados por los ríos que forman, desde las grandes vegas del Duero, Pisuerga, Esla, etc hasta las pequeñas cárcavas, hoces y barrancos de numerosos ríos y arroyos.

La cuenca está rodeada por una orla montañosa bien delimitada y definida: por el noroeste las montañas Galaico-Leonesas; por el norte la Cordillera Cantábrica, con cumbres que sobrepasan los 2.000 m, como la de Peña Prieta (2.535 m). Como transición entre la Cordillera Cantábrica y el Sistema Ibérico, se encuentra la comarca de La Lora. Se trata de un relieve accidentado con altitudes más modestas (Peña Amaya, 1.377 m) que las anteriormente señaladas. El Sistema Ibérico está presente en la cuenca cerrando la zona Noreste, desde Burgos a Soria y hasta el macizo del Moncayo (2.316 m); después hacia el sur de la cuenca, la Cordillera Ibérica se extiende por las parameras de Soria. Más al oeste comienza a apuntar el Sistema Central, con su cota máxima en el Pico del Moro Almanzor de 2.592 m, que constituye la mayor elevación de la cuenca. En la Sierra de Ayllón toma la divisoria en dirección Suroeste hasta la Sierra de Gredos, en el Sistema Central, por donde la cuenca se prolonga posteriormente hacia el Oeste y se cierra en Portugal con la Sierra del Tremedal, el corredor de Béjar y la Sierra de Gata (Peña de Francia 1.729 m). Es precisamente hacia la frontera portuguesa donde el descenso del cauce del Duero cae desde la cota de 564 m, en Castro, a la confluencia del río Águeda con el Duero de tan
Geológicamente la cuenca hidrográfica del Duero está constituida por una unidad geológica bien definida, la Depresión del Duero y por los bordes de la misma. La coincidencia con la submeseta norte es prácticamente total, y también lo es con los límites de ésta con las unidades estructurales que la rodean: las Cordilleras Cantábrica, Ibérica y Central y los Montes Galaico-Leoneses.La Depresión del Duero se configura como una cubeta, de sedimentos terciarios y cuaternarios, lacustre y continental. Entre los sedimentos terciarios, el Paleógeno aflora normalmente adosado a los materiales de las unidades que limitan la Depresión y situados en los bordes de la cuenca, en forma de manchas aisladas de extensión variable. Dentro de ésta los materiales que tienen mayor extensión y desarrollo son los del Neógeno y sobre todo los del Mioceno.

CARACTERISTICAS CLIMATOLÓGICAS
La cuenca del Duero coincide, casi exactamente, con la llamada Submeseta Norte, un territorio de elevada altitud media, con dos partes diferenciadas: una orla montañosa y una región de llanuras en su zona central. El círculo de montañas que rodea la cuenca es la zona con más intensidad de lluvias. El área central es mucho más seca, pero es la que contiene las grandes formaciones de acuíferos, y en ella se localizan las principales poblaciones, la industria y la más importante zona de producción agrícola.
El clima predominante es mediterráneo de tipo continental(si bien la franja norte se corresponde con un clima atlántico o eurosiberiano) debido a su aislamiento orográfico, con veranos secos e inviernos fríos. Sin embargo, en su parte más occidental, cerca de su desembocadura en Portugal, las temperaturas son más templadas, al verse favorecido este territorio por la influencia del Océano Atlántico dada la ausencia de cadenas montañosas y también debido a una menor altitud. Esta característica condiciona la mediterraneidad del clima en la cuenca, lo que implica unas condiciones de sequía estival que afecta al 90% de la superficie de la cuenca.
Las temperaturas son muy bajas en invierno, sobre todo en las parameras septentrionales (media de 2 ºC en enero), con olas de frío ocasionales causadas por masas de aire polar (valores de hasta -20 ºC). En verano la temperatura media es fresca, entre los 20 ºC de media en la parte norte y sin sobrepasar los 31 ºC de media de temperatura máxima.
La precipitación media de la cuenca es de 618 mm/año, siendo las máximas las que se registran en las cordilleras que bordean la cuenca, sobre todo en las cabeceras del Tera y en la Cordillera Cantábrica (más de 1.800 mm/año), y del Porma (más de 1.500 mm/ año). En las cordilleras Central e Ibérica la media anual no suele sobrepasar los 1.000 mm anuales, y disminuye en gran medida en zonas llanas, con mínimos inferiores a 400 mm anuales en la zona correspondiente al noreste de Salamanca, al este de Zamora y al suroeste de Valladolid.
Como en toda la Península Ibérica, la lluvia es muy irregular en la totalidad de la cuenca del Duero. Las precipitaciones tienen lugar sobre todo entre otoño y primavera mientras que durante el período estival prácticamente son inexistentes. Anualmente también existe una marcada oscilación pluviométrica con valores entre 350 y 800 mm de media de un año a otro.
El volumen de las precipitaciones medias anuales en toda la cuenca del Duero supone cerca de 50.000 hm3, de los cuales la mayor parte (35.000 hm3) se evapora o es aprovechado directamente por la vegetación. Los 15.000 hm3 restantes constituyen la escorrentía natural total, fluyen por los cauces superficiales o se incorporan a la red de aguas subterráneas mediante infiltraciones a los acuíferos.
Estas peculiaridades climatológicas configuran el Duero como un río singular, desde el punto de vista estrictamente hidrológico. El hecho de ser, en régimen natural, el de mayor aportación de la Península Ibérica, se añade su gran variabilidad intra e interanual. Respecto de esta última, hay que destacar que antes de la regulación de las cabeceras, los tramos bajos de los ríos principales podrían quedarse prácticamente secos en algunos veranos con estiajes muy pronunciados, hecho nada infrecuente dada la marcada mediterraneidad del clima de la cuenca. Consecutivamente a esos pronunciados estiajes puede darse el caso de que se sucedan otoños e inviernos muy lluviosos, combinando abundantes lluvias con fusión de nieves que generan situaciones catastróficas, con puntas de caudal medidas o estimadas en Portugal que en algunos casos han rebasado en treinta veces el valor modular del Duero. Este tipo de situaciones extraordinarias hicieron decir al eminente potamólogo (especialista en ríos) francés Parde en 1949, en un artículo sobre el régimen fluvial de los ríos ibéricos, que el Duero era el río con avenidas más cuantiosas de Europa entre sus equivalentes, lo cual nos debe hacer reflexionar sobre el modelo de asentamientos en sus zonas inundables.

EL RÍO DUERO
La cuenca hidrográfica del río Duero, en la parte española es una inmensa red de ríos y arroyos, que proporciona más de 83.200 km de cauces de distinta entidad entre los que destacan el Duero con 957 km (744 en España) y el Esla, el segundo eje fluvial vertebrador del territorio (275 km) cuya aportación media interanual, en la confluencia con el Duero, supera a éste.El río Duero es el cauce principal de la red de drenaje de la cuenca, con una longitud de 572 km en territorio español, desde las Fuentes del Duero en Duruelo (Soria) hasta la frontera con Portugal en su confluencia con el río Águeda.El tramo inicial del Duero, de 73 km, recorre los escarpados valles de la Cordillera Ibérica, donde el mesozoico cubre al núcleo paleozoico que asoma en superficie en el macizo de los Picos de Urbión. La pendiente media de este tramo de cabecera, desde las Fuentes del Duero hasta la ciudad de Soria, es de 14,8 m/km.Desde Soria hasta la frontera portuguesa recorre los suelos blandos formados por los sedimentos terciarios a lo largo de 499 km, con una pendiente media de 1,0 m/km.El tramo internacional, que hace frontera hasta la confluencia con el río Águeda, recorre los cañones de los Arribes, abiertos por la corriente en las duras formaciones graníticas del estrato cristalino que allí aflora y que conforma la penillanura zamorano-salmantina del borde oriental de la meseta. La pendiente media en este tramo fronterizo de 112 km es de 3,7 m/km.Debido al desnivel de 402 m de esta franja fronteriza, ya desde principios del siglo XX se vislumbraron las posibilidades energéticas para el aprovechamiento hidroeléctrico. En 1927 se fijó dicha explotación energética mediante un acuerdo internacional entre los dos países, lo que dio lugar a la construcción de las presas españolas y portuguesas, dividiendo el tramo en secciones con desnivel aproximadamente igual. A Portugal se le atribuyó el tramo superior comprendido desde su origen hasta la confluencia con el río Tormes (195 m de desnivel) y el tramo inferior desde la confluencia del río Huebra hasta el final (con un desnivel de 6 m). A España se le adjudicó la explotación del tramo comprendido entre la confluencia de los ríos Tormes y Huebra, con un desnivel de 201 m.
Desde la confluencia con el río Águeda hasta la desembocadura en el Océano Atlántico en Oporto, el Duero recorre 213 km, con una pendiente media de 0,6 m/km.
Si se consideran, además, las características generales de los restantes ríos principales de la cuenca del Duero con sus correspondientes aportaciones medias en cada uno de los tramos estimados, las mayores aportaciones son las de los sistemas Arlanza – Arlanzón, Esla, Órbigo, Pisuerga y Tormes.

LOS ACUIFEROS
La cuenca del Duero es la más extensa en terrenos con capacidad de albergar acuíferos de la Península Ibérica. Son más de 50.000 km2 de la cuenca, de diversa naturaleza y litología (aluviales, detríticos someros y multicapa, kársticos, carbonatados someros y otros aislados en terrenos impermeables) que conforman la mayor unidad acuífera española y una de las mayores de Europa.
Este río Duero que hemos presentado y sus afluentes no existirían como los conocemos si no estuviesen alimentados por los acuíferos subyacentes.
Imaginemos que los materiales sobre los que discurren estos ríos fuesen impermeables, después de una precipitación el río y sus afluentes aportarían un cierto caudal durante unas horas o días hasta que el agua precipitada saliera de la cuenca, después los cauces quedarían secos hasta las siguientes precipitaciones, solamente los embalses artificiales existentes a lo largo del cauce, podrían retener agua e ir liberándola poco a poco para conseguir mantener un caudal en los cauces un cierto tiempo. Los acuíferos funcionan como embalses subterráneos que almacenan el agua infiltrada durante las precipitaciones y la liberan después, poco a poco, a los cauces.
La existencia y naturaleza de los acuíferos vienen determinadas por la geología, son las formaciones geológicas las que permiten o no el almacenamiento y circulación del agua subterránea.
Las formaciones geológicas de la cuenca pueden simplificarse en tres grandes grupos:
1º Rocas ígneas y metamórficas como granitos, pizarras cuarcitas etc… situadas en la periferia de la cuenca, tienen en común el comportamiento impermeable, pueden localmente constituir acuíferos por fracturación.
2º El centro de la cuenca esta una gran extensión de Terciario detrítico. Estos materiales presentan una alta porosidad útil.
Este Terciario está recubiertos por depósitos calizos (Caliza del Páramo), rañas, conglomerados de matriz arenoso- arcillosa y los aluviales asociados a los ríos
3º Rocas Mesozoicas carbonatadas, dan lugar a excelentes acuíferos, están situadas en la periferia Este.
Aunque otras divisiones o delimitaciones de unidades acuíferas son posibles, podríamos distinguir tres tipos de acuíferos:
1º El gran acuífero terciario que coincide con lo que geográficamente se conoce como Meseta Norte o Meseta del Duero, localizado en los materiales terciarios detríticos
Los materiales detríticos gruesos con alta porosidad se alternan con materiales finos como limos arcillas, areniscas arcillosas de baja permeabilidad. Los primeros funcionan como acuíferos y los segundos como acuitardos Los acuíferos no dispondrían del suficiente almacenamiento de agua para proporcionar un caudal continuado durante largos periodos si no fuera por el drenaje que reciben de los mas finos.
2º Acuíferos superficiales que se apoyan sobre el anterior, situados en páramos calizos, rañas y aluviones.
3º Acuíferos mesozoicos en los bordes de la cuenca, constituidos por rocas sedimentarias principalmente calizas.
Los dos principales problemas que afectan a este sistema de acuíferos son:
Sobreexplotación:
En algunas zonas fundamentalmente al sur del Duero la superficie freática regional ha descendido varias decenas de metros, desconectándose de los cauces, estos permanecen secos la mayor parte del año, alimentados solamente por la escorrentía superficial.
Si analizamos la media de las precipitaciones registradas en Castilla y León en los últimos 25 años y el nivel de explotación de las aguas subterráneas, nos daremos cuenta que es imposible alcanzar un nivel de renovación adecuado. Además, hay que tener en cuenta que entre el 60% y el 65% del agua de la cuenca del Duero se utiliza para el riego agrícola, con lo que un segundo problema de contaminación de los acuíferos está motivado por la filtración de sustancias químicas, fertilizantes y pesticidas que se utilizan en la agricultura. "Las comunidades de regantes son muy conscientes del problema, y la mayoría aboga por sistemas de riego más eficientes y por trazados que fomentan un mejor aprovechamiento de los recursos hídricos".
Seria utópico el objetivo de volver a la situación inicial, pero no el de alcanzar un equilibrio entre entradas y salidas y abandonar la sobreexplotación actual.
Las consecuencias que se derivan de este proceso son bastante graves, ya que una bajada en el nivel de las aguas subterráneas supone a menudo la infiltración de sales que contaminan el acuífero. Un problema que ya ha sufrido, la zona de Los Arenales de Valladolid, donde por el momento se ha prohibido la apertura de nuevos pozos subterráneos. Este hecho relaciona el problema de la sobreexplotación con el de la contaminación.
Contaminación:
En el año 2000 se detectan los primeros pozos con elevados niveles de As en la zona de Íscar (Valladolid). Estudios posteriores delimitan un área afectada de unos 1700 km , de forma triangular, con centro geográfico en Iscar. El agua de estos pozos se utiliza sobre
todo para el riego de los cultivos de la zona pero en algunos casos también se emplea como agua de consumo.
Los niveles de As encontrados resultan, en muchos casos, superiores a la concentración máxima admisible en aguas potables, según la Organización Mundial de la Salud.
Otro problema similar fue detectado en 44 municipios de las provincias de Ávila, Segovia y Valladolid, donde un estudio hidrológico realizado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León detectó la presencia de arsénico en las aguas de los acuíferos de estas localidades. Posteriormente se pudo comprobar que se trataba de una 'contaminación natural' producida por el contacto entre las capas de pirita de los pozos subterráneos con el oxígeno, al impulsar el agua desde el interior del pozo, se disuelve el arsénico.De nuevo se relaciona un problema de contaminación con la sobreexplotación, pues la captación de agua se ha de hacer cada vez a mayor profundidad.

Bibliografía:
*Confederación hidrográfica del Duero. www:chduero.es
*Los grandes acuíferos de la Cuenca del Duero
Fco. Javier Sánchez San Román .Universidad de Salamanca .Departamento de Geología.
*Contaminación por Arsénico en aguas subterráneas en la provincia de Valladolid
Calvo Revuelta et al.
*www:DICYT.com




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